Este pequeño templo del siglo XVIII, considerado uno de los rincones coloniales más típicos de San Cristóbal, se encuentra localizado detrás del presbiterio de la iglesia de la Merced. Un portón y un corredor conducen a su tranquilo y arbolado atrio, ofreciendo un refugio de paz.

Una Joya del Arte Renacentista

Su planta arquitectónica tiene forma de cruz latina de una sola nave, con un techo a dos aguas y un sencillo artesonado de madera. En el presbiterio se ubica el retablo del Cristo Crucificado en el Calvario, una pieza estofada y policromada que es considerada uno de los mejores ejemplos del arte renacentista mexicano. Estas imágenes son muy veneradas por los indígenas de la región.

Clasificada como una ermita por su tamaño, esta iglesia está dedicada al Señor de los Desagravios, que se conmemora el quinto viernes de la Cuaresma. A pesar de haber sufrido daños en una inundación en 1785, el templo conserva su encanto y valor histórico.